LIBBY
Tras rodar Sájara, una comedia familiar donde todo giraba alrederor de 4 comensales, empecé a pensar en cual sería mi siguiente proyecto.
Se me ocurrió repetir género; es cierto que hay pocas cosas comparables a las risas y aplausos de un público entregado a los chistes que les propones...
Sin embargo como me considero una persona supersticiosa y para mi los números significan mucho más de lo que aparentan, decidí volver al género con el que empecé a hacer cine allá por el 2004, 10 años para ser exactos.
Vértices fue mi primer corto profesional, se estrenó en 2004 y me enseñó muchísimas cosas que hoy me sirven por supuesto en un rodaje pero también en mi día a día.
Ese proyecto me hizo perder dinero, pelo y amigos pero también me dio alguna que otra alegría. Me sorprende ver que no ha envejecido tan mal como su creador, es más, sigo pensando que es un buen debut. Tiene muchos errores pero también unos cuantos aciertos.
Consciente de todos ellos, me adentré en una historia de terror que además contaba con una barrera muy especial: el idioma, es una película rodada en inglés.
Hemos hecho LIBBY asumiendo un gran esfuerzo económico. Hemos intentado hacer el mejor corto posible dentro de nuestras posibilidades, pero sobre todo, hemos hecho esto siendo muy conscientes de hacia dónde queríamos llegar. Fueron cuatro días intensos, de curro a destajo, de mucha presión y alguna que otra prisa.
Por desgracia, tengo que asumir que he disfrutado lo justo en rodaje, sin embargo al final de este viaje todos los que estuvimos allí, nos hemos sentido de algún modo satisfechos con lo que hemos hecho, porque lo hemos dado TODO. Y eso es suficiente, al menos para mi.
Lolo, mi montador y amigo más crítico, lleva editado a día de hoy justo la mitad de metraje, y el resultado es bueno, alentador.
Anhelo el día en que se apaguen las luces de un cine para volver a sentir con Libby, algo parecido a esa conexión mágica que surgió entre el público y Sájara.
Rezo por que sea asi...